El 12 de mayo es el Día Mundial de la Fibromialgia y el Síndrome de la Fatiga Crónica, dos enfermedades que son desconocidas para muchas personas y a menudo mal diagnosticadas.
Desde el año 1993, cada 12 de mayo se celebra este día, coincidiendo con el natalicio de Florence Nightingale, enfermera que quedaría postrada en su cama durante 50 años a causa de esta enfermedad.
Aunque son enfermedades diferentes, ambas afectan la vida cotidiana del paciente, con síntomas comunes como ansiedad, dolores de cabeza, depresión, insomnio y malestar generalizado.
La fibromialgia fue tipificada como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud en el año 1992, mientras que ocurrió lo mismo con el Síndrome de la Fatiga Crónica en 1994.
Se trata de una enfermedad reumatológica cuya característica principal es un dolor generalizado del sistema músculo esquelético y que además genera un cansancio persistente.
Es una afección crónica, de origen desconocido, que provoca dolor muscular sin inflamación y sensibilidad generalizados. En muchos pacientes, este problema está asociado a la fatiga y la dificultad para dormir.
Aunque no es una enfermedad autoinmune, comparte con ellas algunos síntomas, como cansancio constante y dolor. Las personas con enfermedades reumáticas inmunomediadas, como lupus, artritis reumatoidea o espondilitis anquilosante, son más propensas a padecer fibromialgia.
Se la define como una enfermedad reumatológica común, que afecta a pocas personas, entre el 2 y el 4% de la población general, con un 90% de mujeres entre 45 y 55 años.
Causas y síntomas
No están claras las causas de la fibromialgia. Las investigaciones sobre la enfermedad sugieren que está involucrados el cerebro y la médula espinal, que componen el sistema nervioso central. También se considera probable que ciertos genes ocasionen que determinadas personas tengan más propensión a desarrollarla.
Además, hay algunos factores que pueden desencadenar la fibromialgia, como problemas en la columna vertebral, artritis, lesiones u otro tipo de estrés físico o emocional.
El principal síntoma es el dolor generalizado, en ambos lados del cuerpo y abajo y arriba de la cintura. Se describe como dolor leve, molesto y constante, que dura al menos tres meses.
Hay otros síntomas, como cansancio, aunque se duerma mucho. Los pacientes suelen despertarse por el dolor o sufren trastornos del sueño. También puede haber problemas cognitivos, que se traducen en dificultad en la capacidad de enfoque, atención y concentración mental.
La fibromialgia también suele coexistir con otras afecciones dolorosas, como colon irritable, migraña, cistitis intersticial y trastorno de articulación temporomandibular.
Diagnóstico y tratamiento
No existen test de laboratorio para diagnosticar la fibromialgia. Sólo puede confirmarse con un examen clínico y a través del diálogo con la paciente.
El tratamiento combina medicación analgésica y cuidados para minimizar los síntomas y mejorar el estado de salud y bienestar general. También se usan psicofármacos para aliviar la fatiga y ayudar a dormir.
La fisioterapia es útil para mejorar la flexibilidad y resistencia. Además, es importante reducir el estrés físico y contar con acompañamiento psicológico, como también llevar una dieta libre de cafeína.
Síndrome de Fatiga Crónica
También llamada Enfermedad Sistémica de Intolerancia al Esfuerzo, es una afección crónica no reumatológica, que se caracteriza principalmente por fatiga persistente y dificultades cognitivas sin causa aparente de base, más que por dolor.
Esta patología afecta al 0,5% de la población mundial, mayormente a mujeres de entre 29 y 35 años (80% de casos).
Aunque no se conocen las causas que la producen, hay varias hipótesis, entre ellas una que sugiere un origen viral, sobre todo relacionado con el virus de Epstein Barr. Este virus permanece latente en el organismo de las personas afectadas y se reactiva cada cierto tiempo, produciendo los síntomas.
El cuadro clínico se caracteriza por fatiga persistente y súbita tras una infección, fatiga exagerada sumada a alteraciones cognitivas y del sueño, que se exacerban por el ejercicio. También existen astralgias y mialgias, intolerancia a olores, taquicardias y síncopes.
Se diferencia de la fibromialgia por la presencia de febrículas y odinofagia (dolor en faringe), fatiga tras ejercicios intensos y linfadenopatías dolorosas y palpables (ganglios inflamados).