Un joven de 20 años fue condenado por haber cometido dos hechos de grooming en perjuicio de dos niñas vecinas de 12 y 14 años.
El caso se remonta a abril, cuando la mamá de una niña de 14 años descubrió que su hija mantenía conversaciones con el acusado a través de Instagram. La mamá encontró fotos del joven desnudo y mensajes donde le preguntaba a su hija si era virgen y le pedía que se tocara sus partes íntimas. La mujer decidió quitarle el teléfono a su hija, pero se lo devolvió dos semanas después.
En octubre, la mamá de una niña de 12 años descubrió que el mismo joven le enviaba mensajes a su hija a través de Instagram. En las conversaciones, el acusado le pedía fotos desnuda a la menor, le preguntaba si era virgen y le expresaba su deseo de tener relaciones sexuales con ella. La mamá se hizo pasar por su hija y pactó un encuentro con el joven, quien fue detenido por la policía en el lugar acordado.
La mamá de la niña de 14 años se enteró de la detención del joven por su vecina, la mamá de la niña de 12 años. Al hablar con su hija, la mujer descubrió que el joven la había citado en la parada del autobús y la había invitado a ir a su casa, pero ella se negó. La menor también le contó a su mamá que sabía que una compañera del colegio también estaba en contacto con el acusado.
Durante la investigación, la fiscalía recopiló capturas de pantalla de las conversaciones entre el joven y las menores, así como el testimonio de las madres de las víctimas. Ante el pedido de prisión preventiva presentado por el Ministerio Público Fiscal, basándose en estas pruebas, se fijó audiencia flexible y multipropósito durante la cual las partes llegaron a un acuerdo de juicio abreviado.
El acusado reconoció los hechos y fue condenado a dos años de prisión de ejecución condicional por el juez de Garantías interviniente, que además le impuso, entre otras, las siguientes reglas de conducta: prohibición de ejercer actos de violencia verbal, física o psicológica contra las víctimas y sus familias, y prohibición de acercarse a las niñas y sus familias.
También tendrá la obligación de someterse a tratamiento psicológico para el control de sus impulsos sexuales y con perspectiva de género. Finalmente, se ordenó la extracción de material genético del condenado para su incorporación al Banco de Datos Genéticos.