Cada 18 de agosto se celebra internacionalmente el Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales, para concienciar a la población de la necesidad de cuidar y preservar nuestros bosques, extremar las precauciones y hacer todo lo posible por evitar los incendios en los bosques.
La fecha busca que se tenga en cuenta las consecuencias devastadoras que producen los incendios, ya que es fundamental que la población comprenda el uso racional y correcto del fuego a fin de evitar situaciones de riesgo.
Un incendio forestal es un fuego que se propaga libremente con efecto no deseado para la vegetación y sin estar sujeto a control humano.
Algunas de sus características son la velocidad de propagación fuera de su fuente original, su potencial para cambiar de dirección en forma inesperada y su capacidad de saltar obstáculos como rutas y ríos.
Los incendios forestales ocurren principalmente en zonas de campos, sierras o área silvestre. Su principal diferencia con otros fuegos es la rapidez con la que se propaga, el gran tamaño que afecta y lo rápido que puede cambiar de dirección poniendo en peligro vidas humanas, flora y fauna del lugar.
En su gran mayoría, este tipo de incendios son originados por las personas, ya sea de forma intencional o accidental
Si bien los incendios forestales están en el orden de la naturaleza, actualmente, en su gran mayoría son originados por causas antrópicas, es decir provocados por las personas, ya sea de manera accidental o voluntaria.
Asimismo, las estadísticas reflejan que cada vez es mayor el número de incendios forestales así como las superficies afectadas, y esto se vincula directamente con el cambio climático y sus consecuencias. La suba de la temperatura y el aumento de las sequias generan las condiciones propicias para que estos se desaten con más frecuencia.