Cada día 21 del sexto mes del año se celebra internacionalmente la fecha que recuerda a las personas que llegan a una avanzada edad.
La fecha que homenajea a los adultos mayores en todo el mundo fue dispuesta desde el año 1982, cuando se celebró la primera Asamblea Internacional de la Organización de la Naciones Unidas dedicada al envejecimiento.
En este día se piensa en todos los abuelos, aquellos que nos acompañan y nos dan su amor incondicional. Es un día para homenajear con respeto y cariño, a todos los ancianos, a quienes son capaces de regalarnos un tesoro que pocos tienen: experiencia y sabiduría.
El rápido proceso de envejecimiento es resultado de un proceso demográfico motivado por el mejoramiento de las condiciones de vida, particularmente en materia de salud y alimentación, con esto actualmente en el mundo hay más de 600 millones de personas de más de 60 años y para el 2050 se espera que dicha cantidad se haya más que triplicado, sumando 2,000 millones de seres humanos con esa edad. Para ese entonces, según las mismas estimaciones, por primera vez en la historia, habrá más ancianos que niños.
Aceptar la ancianidad es trascenderla y sólo está en condiciones de llegar a anciano con dignidad el que ha aceptado el desafío de la vida tal cual es y la ha vivido de buena fe y el que está dispuesto a entregarse a la muerte sin miedo ni condiciones.
La ancianidad no es sinónimo de enfermedad, porque la enfermedad nos ataca cuando seguimos pegados a las cosas y todavía nos hieren las pérdidas y eso sólo debería ocurrir cuando uno aún es joven.
La sabiduría del anciano es ver la realidad tal cual es, y no tratar de cambiarla para sus propios fines, es la etapa de la tranquilidad, de la aceptación, de las emociones moderadas y sinceras, de lo genuino, de lo verdadero, de la pausa contemplativa que es la que permite ver lo real.