El vigesimosegundo día del mes de octubre se celebra en todo el mundo el día de toma de conciencia sobre la tartamudez.
Se trata de una fecha de apoyo a las personas que padecen esta condición y que a veces no encuentran los apoyos suficientes para desenvolverse normalmente en su día a día.
La tartamudez es una dificultad o trastorno de la fluidez al hablar, que se define también como difluencia y que se presenta en más de 60 millones de personas en todo el mundo.
Se remarca que la tartamudez no es una enfermedad, sino un desorden involuntario y cíclico, que puede aparecer y desaparecer por períodos variables. En centros de salud y hospitales dependientes del Ministerio de Salud Pública hay profesionales fonoaudiólogos, encargados de realizar diagnósticos y rehabilitación del habla.
La celebración del 22 de octubre pretende concienciar a la población para eliminar la discriminación social hacia las personas tartamudas, desmitificando lo negativo, el prejuicio y la burla.
Se sabe que alrededor del 5% de la población infantil empieza tener disfluencias a edades tempranas, promediando los tres años, aunque también pueden manifestarse en edad escolar o en la adolescencia. La tartamudez es la más común, caracterizada por interrupciones, repetición de sonidos, prolongaciones o bloqueos.
Puede aparecer súbitamente o en forma gradual y es más común en hombres, en una proporción de 4 por cada mujer.
Si un niño comienza a manifestar dificultades para hablar de manera frecuente y además acompaña esa dificultad con movimientos de la cara o del cuerpo, se debe consultar con un fonoaudiólogo. Cuanto antes se intervenga, más favorable es el pronóstico.
La tartamudez no tiene una causa emocional, no es causada por los nervios, por un susto o por un trauma. No es causada porque el niño haya estado expuesto a escuchar personas que tartamudean, ni por estrés o por inseguridad.