Cada año el 8 de octubre se celebra el Día Mundial de la Dislexia, una jornada que tiene por objetivo la visibilización de una dificultad en el aprendizaje.
La dislexia es un trastorno de origen neurobiológico y hereditario para aprender a leer en forma fluida, exacta y automatizada, que trae grandes consecuencias emocionales si no es tratada y acompañada tanto en el ámbito familiar y escolar, como de la salud.
Este trastorno afecta específicamente en la práctica de la lectura, además de que afecta la oralidad, la capacidad para la comprensión lectora, el reconocimiento de palabras escritas y la elaboración de tareas escritas
La fecha fue reconocida oficialmente por la Asociación Europea de Dislexia, propuesta por varias asociaciones de familias con dislexia.
De acuerdo a cifras estimadas, la dislexia afecta al 10% de la población, y los niños disléxicos (con edades comprendidas entre los 7 y 9 años) representan entre el 3 y el 6% de la población infantil, presentando esta condición más en los niños que en las niñas.
El contenido curricular del sistema educativo actual está basado en el aprendizaje, a través de la lectura, la escritura y la memorización, generando marcadas condiciones de desigualdad en los niños con dislexia, debido a su dificultad para la comprensión y el aprendizaje.
Cabe destacar que en nuestro país en el 2016 se sancionó la ley 27.306, que busca garantizar el derecho a la educación de todos los niños, niñas y adolescentes que presentan dificultades específicas del aprendizaje a través de la detección temprana de sus necesidades y el establecimiento de un sistema de capacitación docente.
Es el Consejo Federal de Educación el encargado de hacer cumplir los objetivos fijados por la ley y establecer un sistema federal de coordinación entre las diferentes jurisdicciones del país que permita la implementación de políticas públicas que promuevan el acceso real y efectivo de los niños, niñas y adolescentes con dislexia y otras dificultades en el aprendizaje, al derecho a la educación.