En los últimos días la filtración masiva de más de 120.000 documentos reveló cómo Uber explotó a sus conductores, presionó a los gobiernos de Europa e infringió las leyes a medida que expandía sus operaciones globales entre 2013 y 2017 en 40 países.
El diario británico The Guardian obtuvo acceso a 124.000 documentos provenientes de la empresa y que datan de entre 2013 y 2017.
El citado medio compartió los archivos con el Consorcio internacional de periodistas de investigación, que a su vez colaboró con periódicos del mundo entero.
Este material descubre las tácticas éticamente cuestionables y potencialmente ilegales de la app para expandirse con la complicidad política.
Incluso, se habla de que las protestas contra esta empresa en diferentes países generaron conflictos entre los taxistas que Uber buscaba sacar provecho para favorecer su expansión mundial organizando campañas en medios de comunicación.
El lobista irlandés Mark MacGann se declaró como el informante de las prácticas de Uber y quien proporcionó al diario británico miles de documentos comprometedores sobre la empresa estadounidense.
MacGann, quien dirigió los esfuerzos de presión de Uber en Europa, África y Medio Oriente entre 2014 y 2016, decidió hablar porque cree que Uber infringió la ley en decenas de países y engañó a la gente sobre los beneficios del modelo de la compañía, según el diario británico.
A sus 52 años, reconoce su parte de responsabilidad en los hechos que denuncia hoy: «yo era el que hablaba con los gobiernos, el que promovía (el modelo de Uber) en los medios, el que decía que había que cambiar las reglas porque beneficiaría a los chóferes, y que iban a tener muchas oportunidades económicas», añadió.
La empresa asegura que cambió estos dudosos métodos tras el despido en 2017 de Kalanick, y su vocero negó el domingo todas las acusaciones destapadas por la prensa.
Sin embargo, los papeles detallan la extensiva ayuda que Uber recibió de líderes como el actual presidente de Francia, Emmanuel Macron.
En el Reino Unido, los documentos mostraron también cómo la compañía presionó a los principales políticos para que la apoyaran y asegurar el acceso al mercado del Reino Unido entre 2014 y 2016.
Los documentos reavivan las dudas sobre si Uber reclutó a Osborne y a los ministros del gabinete conservador para presionar al entonces alcalde de Londres, Boris Johnson, pero que finalmente se mostró reacio a comprometerse directamente con Uber porque la empresa era muy controvertida, según la BBC.