Este martes a la madrugada un terremoto de magnitud 6,2 golpeó la zona noroeste de China, especialmente las provincias de Gansú y Qinghai. El desastre ha dejado al menos 127 personas fallecidas y más de 500 heridas. Las labores de rescate continúan entre los escombros en busca de posibles supervivientes.
El terremoto también causó cortes en el suministro eléctrico y de telecomunicaciones, aunque se informó su recuperación.
El presidente de China, Xi Jinping, instó a realizar esfuerzos de búsqueda y rescate, garantizando la seguridad de los residentes, en una región de gran altitud con temperaturas bajo cero.
El Ministerio de Finanzas y el Ministerio de Gestión de Emergencias de China han asignado 250 millones de yuanes (unos 30 millones de euros) para trabajos de reconstrucción, debido a los daños en alrededor de 155.000 viviendas, según los medios oficiales.
Por su parte, el coordinador de la ONU en China, Siddharth Chatterjee, ha expresado en nombre de la organización sus condolencias a las víctimas y, en un mensaje en la red social X, ha ofrecido la ayuda de Naciones Unidas para ayudar a las autoridades locales a llevar «asistencia humanitaria» a las zonas damnificadas.