El 5 de agosto se celebra el Día de las Tropas de Montaña y a su santa patrona “Virgen de las Nieves”.
Nacidas formalmente a comienzos del siglo XX, y herederas del Ejército de los Andes, las tropas de montaña conservan el espíritu intrépido y el abnegado arrojo de aquella fuerza que, conducida por el Padre de la Patria, desafió una colosal cordillera para difundir el ideal libertario y lograr la independencia de Chile, Perú y Ecuador. Las primeras unidades de montaña fueron de artillería, dotadas de armas especialmente diseñadas. Luego de la Primera Guerra Mundial se decidió organizar unidades de infantería adaptadas a ese ambiente. En 1923 los Regimientos de Infantería 16 y 20 recibieron la denominación de “Cazadores de los Andes”. Años después, en 1939, se creó el Centro de Instrucción de Montaña.
En nuestro territorio, la montaña, que delimita fronteras, tiene una importante presencia y asume formas diversas, ya sea altas cumbres, puna o montaña boscosa. Plantea duros desafíos pero ofrece, a cambio, la satisfacción íntima de ver coronado el sacrificio con una enseñanza, con el cumplimiento de la misión o con una cumbre.
El ambiente de montaña impone un combate particular para cada arma, donde no hay lugar para los esquemas, y donde la aclimatación y la preparación técnica y táctica se vuelven cruciales. Allí, el estado físico cobra un valor fundamental; la voluntad es exigida al máximo, y el conocimiento de la geografía es determinante. Nadie sabe mejor que el montañés que el esfuerzo propio es extremo, y que, pese a estar acompañado, se enfrenta a un verdadero desafío individual. En este ambiente los jefes deben estar acostumbrados a decidir solos, iluminados por el cumplimiento de la misión y el bienestar del personal.
Cada una de nuestras brigadas de montaña tiene una identidad propia, fruto de las particularidades de su zona de responsabilidad. Pero, en las laderas de nuestros Andes, donde se está lejos de todo, los hombres y mujeres de montaña se preparan con el mismo espíritu aguerrido. Encarnan la vocación soberana de la nación de mantener el control efectivo del territorio y, a la vez, están presentes para tender una mano amiga a sus habitantes.