El último día del mes de agosto se celebra internacionalmente el día que hace referencia a un estado que se presenta cuando se toma una cantidad de algo mayor a lo normal o recomendado, a menudo una droga.
Su objetivo es aumentar la conciencia de la sobredosis y reducir el estigma de una muerte relacionada con los estupefacientes. Se reconoce así el agravio que sienten los familiares y amigos recordar a los que han muerto o sufrido lesiones permanentes como consecuencia de una sobredosis de drogas.
Esta efeméride fue creada en el año 2001 en Australia por Sally J. Finn y Peter Streker, en conmemoración a las personas que perdieron la vida por una sobredosis, apoyando a familiares y amigos de personas fallecidas o con lesiones permanentes por esta causa.
Asimismo, se pretende sensibilizar y generar conciencia acerca de los riesgos de mortalidad por consumo de sustancias ilícitas.
Se estima que a nivel mundial mueren anualmente unas 450.000 personas por sobredosis de drogas ilegales y opioides de prescripción, una cifra alarmante en constante aumento que genera consecuencias devastadoras, especialmente en la población juvenil.
Existen diversos tratamientos para prevenir el consumo de sustancias estupefacientes, los cuales suelen ser inaccesibles para personas de escasos recursos económicos, razón por la cual fundaciones sin fines de lucro y organizaciones no gubernamentales ofrecen apoyo a personas con adicción a las drogas.
Al respecto, la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas emitió en el año 2003 una guía práctica, para el tratamiento y rehabilitación de personas adictas a las drogas.