Todos los 12 de marzo se conmemora el Día Mundial del Glaucoma, con el objetivo de concientizar sobre la importancia de los controles oftalmológicos y del diagnóstico precoz de esta enfermedad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la segunda causa más común de ceguera en el planeta, luego de las cataratas. Es una enfermedad que afecta al nervio óptico de forma progresiva. Aparece cuando la presión dentro del ojo se eleva por encima de lo normal (es decir mayor a 21 mm hg). Lo más común es que esto se deba a la obstrucción del drenaje del humor acuoso: el líquido que se encuentra dentro del ojo y confiere su tonicidad.
Aunque la pérdida de visión ya ocasionada resulta irreversible, el tratamiento y su correcta implementación contribuirá a frenar el continuo avance de los daños.
Cabe mencionar que, si bien el glaucoma puede presentarse a cualquier edad, tienen mayor riesgo de padecerlo aquellas personas que tengan parientes directos con la enfermedad, quienes presentan córneas finas o una enfermedad ocular denominada “pseudo exfoliación”, quienes sufren de miopía, diabetes o presión intraocular elevada y los mayores de 60 años, entre otros.