A cinco días después del potente terremoto que azotó el centro Japón el día de Año Nuevo y que dejó al menos 110 muertos, los rescatistas continúan los rastrillajes entre los escombros, ya casi sin esperanzas de encontrar sobrevivientes.
Se prevé que el balance de muertos del sismo de magnitud 7,5 que golpeó la prefectura de Ishikawa el lunes siga aumentando, ya que hay 210 personas desaparecidas, según las autoridades.
El trabajo de los socorristas se vio obstaculizado por el mal tiempo, que va a agravarse con la caída de nieve pronosticada para el domingo, y por los daños en las rutas, que están casi inutilizables.
Dos ancianas fueron rescatadas con vida entre las ruinas de sus casas el jueves, pero desde entonces no ha habido nuevas noticias alentadoras.
En Suzu, donde decenas de hogares quedaron destrozadas, un perro socorrista ayudaba en las labores de rescate. Las casas donde se encuentran muertos son marcadas y los socorristas esperan la llegada de un forense que pueda identificar el cuerpo junto a los familiares.
En el puerto de la ciudad se veían barcos pesqueros hundidos o regados sobre la costa por las olas del tsunami provocado por el sismo, que se teme que arrastró al menos a una persona.
Los daños son también enormes en Wajima y otras partes de la prefectura de Ishikawa, ubicada en la costa del mar de Japón.
Fuertes réplicas del terremoto sacudieron la región tras el fenómeno, que provocó corrimientos de tierra, un importante incendio y un tsunami con olas de más de un metro de altura.