Cada 19 de noviembre en el mundo se celebra a aquellas mujeres que se arriesgan e intentan salir adelante mediante sus ideas creando sus propios negocios.
Se trata de una fecha que busca, entre otras cosas, reivindicar los derechos salariales de las mujeres con respecto a los hombres. Esta desigualdad es bastante notoria y ocurre en muchas partes del mundo.
En nuestro país, son muchas las profesionales que desarrollan un proyecto propio para poder solventar sus gastos, y salir adelante.
El emprendimiento femenino en las últimas décadas ha sido muy positivo para la sociedad, no sólo es una posibilidad concreta de generar ingresos.
Capacitarse, animarse a innovar, aprender y desarrollar habilidades para encargar desafíos laborales, ser forjadoras de proyectos sustentables, son desafíos constantes que exige el acompañamiento de Estado para ofrecer nuevas oportunidades a diversos sectores y apuntalar sus proyectos.
A pesar de que en todos estos años la brecha de género ha disminuido, la realidad es que estamos alejados aún de la igualdad. Según un estudio de Crunchbase de 2019, tan solo el 17% de la inversión total se destina a negocios fundados por mujeres.
Además, un estudio del Global Enterpreneurship Monitor (GEM) de España de 2020 revela que los hombres presentan niveles de renta más altos que las mujeres, teniendo estas menos probabilidades de tener una financiación bancaria.
Aquí se evidencia una clara desigualdad de género, que, sin lugar a dudas, afecta a la sociedad en general, ya que el valor de la mujer cada vez cobra más fuerza en cualquier ámbito de la vida.
A pesar de estas complicaciones, las mujeres emprendedoras no se rinden, asumen los riesgos, y siguen adelante.