En un procedimiento abreviado, un hombre de 82 años fue condenado a la pena de 13 años de prisión por delitos de abuso sexual. Las víctimas denunciaron hechos ocurridos durante su infancia. El imputado es abuelo paterno de dos de ellas. La tercera denunciante era su vecina.
La jueza María Victoria Montoya Quiroga consideró al imputado autor material y penalmente responsable de los delitos de abuso sexual con acceso carnal continuado, en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y por las circunstancias de realización, en concurso real con abuso sexual simple.
Todo ello, en concurso ideal con corrupción de menores y abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y circunstancias de su realización, agravado por ser cometido por un ascendiente, en concurso real con abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por un ascendiente.
El condenado W. C. fue denunciado el 17 de febrero de 2020 por una mujer que relató los abusos padecidos en manos del imputado cuando ella era niña. Dijo que el sujeto era padrino de su hermano menor y que con su madre acostumbraban a ir a visitarlo.
Él vivía en una pieza de material, en Villa Los Sauces. La primera vez ocurrió cuando ella tenía 8 años. W. C. le pidió a su mamá que fuera a comprar pan para tomar unos mates y se quedaron solos. Entonces el acusado la accedió carnalmente.
Luego, el imputado se mudó a Villa 20 de Junio y alquiló una habitación al lado de la casa de la damnificada. Como sus padres lo consideraban una persona de confianza, la dejaban a ella y a sus hermanos a su cuidado cuando salían a hacer trámites.
En ese lapso, el hombre abusó de ella en reiteradas oportunidades y también sometió a tocamientos a una de sus hermanas. Las agresiones continuaron hasta que la denunciante cumplió los 11 años.
La mujer decidió denunciar a W. C. por temor a que sus hermanos menores (de 12 y 10 años), que continúan residiendo al lado del imputado, estén padeciendo lo mismo que ella.
El octogenario además fue denunciado luego por dos de sus nietas. Una de ellas refirió que padeció los abusos de su abuelo desde aproximadamente los 5 años hasta que cumplió los 11. Dijo que él siempre encontraba la ocasión para someterla. Primero fueron “manoseos” y después la accedió carnalmente.
La joven manifestó que el imputado le decía que guarde silencio, que era un secreto. Sostuvo que ella comprendía que lo que le hacía estaba mal, pero prefería callar para que no le hiciera lo mismo a su hermana. “Dejaba que me pase a mí, no le contaba a nadie”, señaló.
La jueza dispuso que el condenado cumpla la condena con modalidad de prisión domiciliaria, en el domicilio de su hijo. Ello, con expresa prohibición de contacto con las víctimas y personas menores de edad.
La jueza ordenó además que el condenado sea examinado por un médico del Poder Judicial para la obtención de sus señas particulares y que, a través del CIF, se le extraigan muestras de ADN, previa asignación del DUIG correspondiente, para su posterior incorporación al Banco de Datos Genéticos.
La otra nieta lo denunció por tocamientos impúdicos a los que la sometía cuando tenía cinco años de edad. Los abusos se repitieron hasta que ella cumplió siete años.