15 de Junio: Día Mundial contra el Maltrato en la Vejez

Cada año el 15 de junio se celebra en todo el mundo un día que busca terminar con los malos tratos a las personas mayores.

El Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez se celebra el 15 de junio por iniciativa de la ONU con el objetivo de concienciar y denunciar el maltrato, abuso y sufrimientos a los cuales son sometidos muchos ancianos y ancianas en distintas partes del mundo.

Cada año se elige un tema para la celebración de este día mundial. En 2022 el tema es: «Combatir el abuso hacia nuestros mayores».

En 2021 comenzó la Década de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable (2021-2030), el cual marca el inicio de diez años de colaboración en el sector para mejorar la vida de las personas mayores y sus familias.

Se cumplen además 20 años de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento.

Ambos eventos nos dan la oportunidad de avanzar en el ámbito internacional en la temática del envejecimiento, algo que nos incumbe a todos.

Entre los objetivos de la fecha se incluyen acciones de revisión de políticas, promulgación de leyes e iniciativas de sensibilización, información, capacitación e investigación.

Sin embargo, en ausencia de un estándar internacional sobre los derechos de las personas mayores, continúan las brechas entre la política y la práctica, la movilización de los recursos humanos y financieros necesarios, así como el progreso desigual en la implementación del MIPAA.

El maltrato hacia las personas adultas mayores es definido por el INADI como “un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza”.

Puede adoptar diversas formas, como el maltrato físico, psíquico, emocional o sexual, y el abuso de confianza en cuestiones económicas; o ser el resultado de la negligencia, sea ésta intencional o no.

En nuestra sociedad, donde se tiende a valorar a las personas por su vinculación con la capacidad de producir o de acumular riqueza material, el paradigma a emular resulta ser el de la juventud, sana, fuerte y productiva. En sentido inverso, se ha cargado de signos negativos a la ancianidad, asociándola a la enfermedad, la incapacidad y la improductividad.

Sobre la base de esta valoración negativa estereotipada se han generado toda clase de actitudes y prácticas discriminatorias, que van desde el aislamiento en el seno de la familia, a la falta de respeto en la vía pública, o el maltrato en las instituciones, todas éstas, situaciones que la sociedad naturaliza.

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