Durante el último día de mayo se celebra internacionalmente el Día Mundial sin Tabaco, instituido en 1987 por la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud para concientizar a la población sobre los efectos letales del tabaquismo.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirma que el tabaco causa más de 8 millones de muertes cada año. Advierte, además, sobre el impacto nocivo de la industria del tabaco sobre el ambiente.
“El daño es enorme y va en aumento, lo que añade una presión innecesaria sobre los ya escasos recursos y frágiles ecosistemas de nuestro planeta”, expresa una publicación del organismo regional.
La OPS también llama la atención sobre el daño que el tabaco produce a la salud humana, “a través del cultivo, la producción, la distribución, el consumo y los desechos posteriores al consumo”.
Con la celebración de esta fecha se trata de disuadir a las personas del consumo del tabaco en todas sus formas. Asimismo, evidenciar las prácticas comerciales de las empresas tabacaleras para incitar al consumo de tabaco y divulgar las actividades de la OMS en la lucha contra el tabaquismo.
La celebración de este día es una oportunidad para destacar mensajes concretos relacionados con el control del tabaco y fomentar la observancia del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco. El consumo de tabaco es la principal epidemia prevenible a la que se enfrenta la comunidad sanitaria.
A nivel mundial, el consumo de tabaco es causa de alrededor del 12% de las muertes por enfermedad cardiovascular. En la Argentina, se calcula que por año mueren 14.000 personas por patologías relacionadas con el consumo de tabaco.
El daño al organismo comienza a producirse desde el primer cigarrillo y aumenta en función de los años y el número de cigarrillos fumados.
Existe evidencia de que fumar un cigarrillo al día incrementa el riesgo de infarto agudo de miocardio (IAM) en un 50% y de accidente cerebrovascular (ACV) en un 30%, sin diferencias entre los sexos.
Los no fumadores, pero que se exponen al humo ambiental de tabaco, tienen también mayor riesgo de enfermedad coronaria y de ACV que los no expuestos. Incluso, la exposición al humo de tabaco durante la vida intrauterina y la infancia se asocia significativamente con un mayor riesgo cardiovascular en la adultez.
Además, los efectos perjudiciales que las empresas tabacaleras causan al medio ambiente son enormes y van en aumento, lo cual agrava innecesariamente la escasez de recursos y la fragilidad de los ecosistemas.
