La aplicación de citas Grindr habría vendido datos de usuarios durante años

Durante la tarde de hoy se dio a conocer mediante un informe epuesto por Bloomberg, que la aplicación de citas y encuentros, Grindr, habría estado vendiendo datos de sus usuarios.

Según lo que detallan, tanto los datos privados como la ubicación habrían sido vulnerados con motivos onerosos a partir del año 2017.

De acuerdo a datos de Statista, en noviembre de 2020, se registraron más de 152 mil 600 descargas de la aplicación de citas destinada a la comunidad gay, bi, trans y queer en América Latina.

Según Grindr, hace dos años, la empresa cortó el flujo de datos de ubicación a cualquier red publicitaria, poniendo fin a la posibilidad de recopilación.

“Desde principios de 2020, Grindr ha compartido menos información con socios publicitarios que cualquiera de las grandes plataformas tecnológicas y la mayoría de nuestros competidores, restringiendo la información que compartimos a la dirección IP, la identificación de publicidad y la información básica necesaria para respaldar la entrega de anuncios”, detalló al medio un portavoz de Grindr.

“Grindr no comparte la ubicación precisa de los usuarios, no compartimos la información del perfil del usuario y ni siquiera compartimos los datos estándar de la industria, como la edad o el sexo”, agrega.

La comercialización de esta información, que antes estaba oculta, ilustra el próspero mercado de datos de usuarios que se pueden recopilar desde dispositivos móviles.

Los funcionarios de seguridad estadounidenses estaban preocupados por el asunto. Esto se debe a que los datos de Grindr se utilizaron como una forma de mostrar a varias agencias gubernamentales los riesgos de inteligencia relacionados con la información disponible comercialmente.

En diciembre pasado, la Autoridad de Protección de Datos de Noruega (DPA) impuso a Grindr una multa de 65 millones de coronas (6,3 millones de euros) por la venta de los datos de sus usuarios sin que estos hubiesen expresado consentimiento alguno.

El ente regulador advirtió entonces que las leyes europeas prohíben que la información personal se utilice como método de pago por un servicio digital.

Esto se debe a que la aplicación de citas usaba la llamada publicidad conductual para financiarse e informaba a los usuarios que estaban pagando ese servicio con sus datos personales, pero evitaba indicar que esa información era vendida a terceros y tampoco existía la posibilidad de rechazar que sus datos se usaran de ese modo. En caso de rechazo por parte del usuario se le cobraba una cuota de suscripción.

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